El polideportivo Toni Pizá se sitúa en el límite de un polígono industrial y una zona residencial.
Se semienterró el edificio para que el nivel de las calles que lo rodean fueran la primera gradería de espectadores: los viandantes que pasearían por allí y que otearían a deportistas entrenando o compitiendo.
Las oficinas, vestuarios y aseos se ocultan bajo el terreno y se ventilan convenientemente a través de un patio escondido dejando la pista deportiva como único elemento visible.
Una gran cubierta de policarbonato celular traslúcido con forma trapezoidal ‘vuela’ sobre el hall exterior de acceso e invita a entrar en el edificio desde un parque arbolado.
Una cubierta de color blanco junto al polígono que se vuelve cálida hacia la zona residencial…